miércoles, 6 de junio de 2018

Carta anónima a Julio II tras el ataque de Hernando


“A Vuestra Santidad,
Con motivo de un desacuerdo por la herencia de unas tierras que eran muy mías desde que naciera por derecho y se me fueran arrebatadas en mano por el usurpador Cesare Figura, tuve yo por buen visto no hacer irrupción en la Paz que todos ansiamos, sea sólida en los tiempos venideros, tanto así que busqué el diálogo con mi adversario y nunca se presentó ante tribunal imparcial, si no que aprovechándose de sus contactos fue dado en razón por un jurado comprado a golpe de oro y plata, de manera que elegí beligerar. Para buscarme el triunfo hice el contrato con D. Roberto Paro, condotiero, que puso a su vez otros cuatro caballeros y sus respectivas hordas para defenderme de mi enemigo, Figura. Cosa extraña acaeciera, pues el trabajó alargose durante los más de los meses, y tuvo aún más extraño resultado, del cual sepa Vuestra Merced no tengo yo en ningún grado culpa, pues uno de los caballeros, de nombre Hernando de Ybarra, español, venció en tan alto grado a mi rival que de ello no puede sacarse si no la conclusión de que se ayuda de demonios, pues habiéndose éste guarnecido en el fuerte sin dueño de la tierra de Carosella, considerado impenetrable, logró en el espacio de un día arrancar de cuajo medio bastión y esparcir como migajas las piedrecillas y fragmentos del muro reventado, así como los y restos de metal que llegan hasta media legua fuera de su lugar inicial, puesto que adjunto prueba evidente en el cerrojo arrancado de una puerta yo me encontrase a medio camino de entre Peruggia y el fuerte, dada la magnitud de la explosión. Por tanto me hallo indefenso y obligado a pagarle tan obscuro servicio bajo la ley de los hombres por lo firmado en contrato, no sea la ley de Dios, que yo no soy pecador ni quiero para mí castigo por semejante grado de violencia.
La paz sea con vos,
Un servidor de Firenze.”



No hay comentarios:

Publicar un comentario